Todos tenemos un niño pequeño dentro,
incluso los niños pequeños
y ese niño pequeño,
es como un animal.
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Algunas noches
al niño algunos sueños se le volvían malos,
no era frecuente
la mayoría de las veces tenía sueños agradables
pero a veces tenía incluso terribles pesadillas.
En esos sueños,
las oscuras cuentas vividas a lo largo del día se multiplicaban en él,
en esos sueños
lo que le daba miedo le atraía.
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Un día
despierto
le hablaron de un bosque especial
un bosque oscuro y misterioso cuajado de diminutas luces
rodeado de magia,
al principio le dio miedo, mucho miedo
pero ese miedo>
incluso le atraía>
y decidió internarse en el bosque.
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Cuando llegó al bosque,
empezó a seguir las pequeñas luces huyendo de las tinieblas,
entonces tuvo una extraña sensación de que el bosque era un enorme útero y la tierra de alrededor su madre.
El deseo de ver a su madre lo llevó
a rastrear en las tinieblas circundantes,
a fuerza de miralas se disiparon y se iluminaron.
Sus ojos se convirtieron en dos luces singulares y despertaron a la noche luminosa.
Así se formó el niño en el bosque de la luz
y a partir de entonces siguió viviendo sin las antiguas pesadillas